4 de diciembre de 2014

LIBRO PRESTADO: ANÉCDOTA QUINCE

Nombre: Anónimo
Lugar: Alicante


"Me anima el hecho de que existan espacios de participación en los blogs, ya que es una buena forma de que los/as lectores/as podamos participar en los mismos. Y en este caso en particular, me parece una idea muy divertida poder leer anécdotas de otras personas surgidas a raíz de haber prestado un libro. No obstante, creo necesario remarcar el hecho de que, en este aspecto, me siento triste por tener algo que contar.
Siento mucho amor por cada uno de los libros que ocupan mis estanterías. No soy una persona a la que le guste prestarlos. Y siempre que alguien me lo propone intento rehuir su propuesta de la forma más educada posible. A pesar de ello, a veces no sabes decir que no.
Cuando he prestado un libro he vivido en tensión cada uno de los días, horas, minutos y segundos en los que éste ha vivido separado de mi, ya que me inunda un sentimiento inmenso de miedo de que no vuelva a mis manos o que vuelva en condiciones distintas a las que tenía cuando lo presté.
Por regla general, nunca he tenido problema, ya que afortunadamente he dado con personas respetuosas. No obstante, de no haber vivido alguna experiencia no estaría escribiendo ésto, ni vosotros/as estaríais leyéndome.
Hace ya, si mi memoria no me falla, cerca de un año que le presté un libro a mi mejor amiga. Y llegados a este momento, he de reconocer que tengo un problema, ya que tiendo a empeñarme mucho en las cosas, y generalmente, en cosas de especial dificultad. A mi amiga no le gusta leer, o eso afirma. Y yo siempre he intentado, con muchísima persistencia, que se iniciara en la lectura, ya que creo que lo que necesita es encontrar historias que la atrapen. Por ello, le dejé un libro que me había gustado mucho, con la esperanza de que le apasionara, lo devorara y me lo devolviera. Como ya podéis imaginar no fue ésto lo que ocurrió. Lo leyó, a trancas y barrancas (de hecho no estoy segura ni si quiera de si se lo terminó) y a día de hoy el libro aún sigue en su casa. Se lo he pedido en innumerables ocasiones, ya que para algo hay confianza entre nosotras, pero siendo realista, no sé el tiempo que pasará hasta que consiga recuperarlo.
La conclusión es que si antes era reacia a prestarlos, después de vivir determinadas experiencias aún lo soy más".

1 comentario:

  1. Hola, yo si tengo esa anécdota. Hace ya varios años le presté un libro a una amiga y con toda mi buena intención lo hice, con tan mala suerte que a día de hoy todavía no me lo ha devuelto. Pero bueno que le vamos a hacer de todo se aprende y yo ya no dejo a nadie, solo a mi familia a la que si tarda voy a su casa y me lo llevo. ;-)
    Un beso y suerte con el libro que prestaste y que vuelva a tus manos.

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